El R12, el 127, el Seat 1.500, el 131, el Dodge, el Talbot
Horizon, el Citroen GS o el 2CV son vehículos que junto a otros muchos marcaron
una época y llenaron las carreteras españolas en los 60, 70 y 80 del pasado
siglo. Hoy en día siguen conservándose algunos gracias al ímpetu y afán de
quienes se resisten a desprenderse de estos coches, antes habituales, y hoy
objeto de nostalgia y admiración. Es el caso de un grupo de personas que han
fundado el “Cuatro Tiempos Automóvil Club Manzanares”.
Miembros del Cuatro Tiempos ACM en un reciente "retroalmuerzo" |
La asociación, sin ánimo de lucro, se constituyó
recientemente con el objetivo de unir a simpatizantes y propietarios de coches
españoles calificados en el mundillo del automóvil como “clásicos populares”.
Se trata de coches que en su día poblaron las carreteras españolas y que un
grupo de aficionados se empeñan, no sólo en conservar, sino en mantenerlos en
perfecto estado de funcionamiento “puesto que no queremos ser un museo”, afirma
Juan Sánchez de la Blanca Romero
Nieva, secretario de la asociación.
El “Cuatro Tiempos ACM” está formado por un grupo de
amigos “encantados de poseer alguna de esas máquinas, de cuidarlas y de
enseñarlas a todos”. “No pienses que somos unos fanáticos del desguace, sólo
nos divertimos manteniendo estos trastos en funcionamiento y queremos que en
nuestras carreteras aún se sigan viendo de vez en cuando, porque seguro que
alegramos a quien disfrutó o padeció alguno de esos coches y despertamos la
curiosidad de los más jóvenes al descubrir que sus abuelos fabricaban máquinas
que duran más que su smartphone”, añaden en su web http://cuatrotiempos.azuer.es
Para conseguir sus objetivos, la Asociación “Cuatro
Tiempos, Automóvil Club de Manzanares” organiza cada mes pequeñas rutas que
denominan “retroalmuerzos”, asisten a concentraciones organizadas por clubes
cercanos y su principal proyecto es organizar una concentración local con
motivo de las fiestas patronales de Jesús del Perdón.
El pasado 17 de junio, el Automóvil Club de Manzanares
participó en un “retroalmuerzo” en el Castillo de Calatrava la Nueva , a 65 kilómetros de
distancia, y con una cuesta final que puso a prueba la resistencia,
refrigeración y amortiguación de estos vetustos vehículos.
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