Joaquín Román junto a una de sus obras |
Baltasar Gracián acuñó la frase de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. No por repetida deja de tener sentido. Es lo primero que me vino a la mente tras visitar en la Casa de la MIAO la sorprendente exposición titulada “Dar la luz”, por el poco tiempo que se ha podido disfrutar al estar abierta al público únicamente durante cuatro días y de diez a doce de la noche.
Teo Serna -uno de los artistas que ha participado en “Dar
la luz” junto al también manzanareño Jesús Mozos y los membrillatos Carmen
Regatero y Joaquín Román- me anunció antes de la inauguración que esta muestra
era algo que nunca se había visto y que sorprendería al visitante. Viniendo de
Teo y de su capacidad de innovar y sorprender en la pintura, la literatura y en
algunas presentaciones de sus libros, sabía que no era un farol. Tampoco es
propio de él.
Y una vez arriba, bajo la penumbra que requiere la
muestra, se vislumbra una sucesión de obras que no dejan indiferente al
visitante. El arte tiene esa capacidad. Encontramos creaciones plásticas que nos
llevan por un sorprendente recorrido de luces y sombras capaz de enseñarnos el
corazón de un cuadro o el grito de auxilio de un animal, en definitiva, una muestra
cargada de conceptismo y paremias, curiosamente, como la obra literaria de Gracián.
Que no se apague la luz.
Que no se apague la luz.
Juanjo Díaz-Portales
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