Juanga, lección de pundonor y honestidad

Opinión

Por Jerónimo Calero

Juan Gabriel Muñoz "Juanga"

Al parecer le llaman Juanga, apócope de Juan Gabriel Muñoz Cervantes, más conocido ahora por su dimisión como Concejal de Deportes y Juventud, que por su nombramiento para dicho cargo. Es joven, muy joven. Y probablemente por esa razón y porque el ser humano que se lo proponga siempre se estará reciclando, tendrá mucho que aprender. Pero ha dado una lección de pundonor y honestidad como si tuviera la sabiduría del más sabio de los ancianos. 

No sé las razones que le habrán movido a poner su cargo a disposición del grupo en el gobierno. El no las ha querido explicar y lo ha dejado en que su situación personal le impide rendir al cien por cien. Tampoco desde el gobierno municipal se le han restado méritos, aunque según dijo el Sr. alcalde, el que lo coja lo hará con la misma ilusión y gana que Juanga le ha  dedicado. Es decir, “a rey muerto rey puesto”.  Todo muy correcto, todo muy casual. Como en los célebres concursos de la tele: “hasta aquí puedo leer...”

Pero sean cuales sean las causas, Juanga se va con elegancia. Y si verdaderamente es porque su situación personal le impide rendir al máximo, o compaginarlo con otras actividades, es meritoria su dimisión. Si existen otras causas que hayan motivado su cese, también es plausible su forma de decir adiós. Él lo sabe y lo calla.

Confieso que en principio me pareció una persona excesivamente joven para una concejalía de tanta envergadura como la de deportes, máxime si se le agrega la de juventud. Pero su trabajo y su discreción, le han hecho merecedor de mi respeto. Y creo que con su dimisión, sean cuales sean las causas, se ha granjeado el respeto de todos cuantos en algún momento pudimos dudar de su buen hacer.

Pero una cosa son las formas y otra los fondos. Al fondo de esta cuestión sólo ha llegado Juanga. Porque renunciar a una tarea ilusionante, y aunque con una modesta remuneración, apetecible para cualquier joven que quiera despegar, tiene más de sentido común que de oportunismo. Sólo él sabrá por qué se puede dejar un cargo así.

Y  aunque no siempre una dimisión hace más creíble a quien dimite, en  este caso me da que sí. Y es esta sinceridad, la que ha motivado este comentario que sólo pretende animar a un joven con un largo futuro por delante. En su currículo personal quedará constancia de su compromiso por partida doble con el pueblo de Manzanares: el de querer hacer algo por su pueblo y el de saber cuándo corresponde decir basta. El futuro le seguirá abriendo puertas. Ahora toca prepararse para próximas tareas. Seguro que con su  buen demostrado raciocinio sabrá hacerlo.

No quiero terminar sin hacer una comparación con un deportista de élite como es Raúl, el centrocampista que durante tantos años dio gloria al Real Madrid.  Cuando Raúl comenzó a ser titular indiscutible y a ganar más millones de los que podrá gastar en su vida por larga que esta sea, se temía que a un chaval tan joven, tendría unos diecisiete años, pudiera perjudicarle tanta notoriedad. Raúl ha demostrado a lo largo de su vida ser un hombre honesto, trabajador y familiar. No ha dado un ruido, no ha dado un escándalo. Sólo ha hecho lo que sabía: Jugar al fútbol.

Así que a Juanga, al que no conozco personalmente, le deseo que su camino vaya siempre acorde con sus principios, con su manera de pensar y con la rectitud que en esta ocasión ha demostrado.