18 sept 2012

Carta de agradecimiento de Ana Mª Romero, viuda de Paco Boni

Francisco Romero Alises "Paco Boni"

Cuando de repente, te azota y sacude un gran dolor, como en este caso a mí, por la pérdida de Paco, mi marido durante veintisiete años, mi amigo, mi compañero, mi confidente, mi cómplice, mi consejero.... cuando pierdes todo esto, repito, te doblegas, te recoges y solamente miras a tu interior sin ser capaz siquiera de ver más allá de ti misma.

Hoy, después de tres meses, y con los ojos todavía anegados en lágrimas, siento la necesidad de dirigirme a todos vosotros.

Aún resuena en mi mente, con la misma intensidad de aquel día, ese aplauso enérgico y sobrecogedor de todos los presentes a la salida de la iglesia. Último mensaje de despedida, último signo de gratitud que podíais ya ofrecerle. Con nudos en las gargantas y ríos de lágrimas descendiendo por vuestras mejillas. Gritos, ahogados, de ¡Viva Paco!

No me cabe la menor duda de que él os hubiera estado muy agradecido y al mismo tiempo satisfecho de sí mismo. Sí, hubiera estado satisfecho de sí mismo por haber depositado en cada uno de vosotros una semilla. Una semilla de la cual nace la solidaridad, el trabajo en equipo, la confianza en el prójimo, la libertad, la ayuda al más débil, la hermandad..... Porque él era así, limaba las asperezas que se encontraba en el camino y reforzaba las relaciones humanas.

Y fueron todos estos valores, los que de repente, dormidos durante muchos años, a borbotones y en cascada, afloraron a la superficie aquel día, en cada uno de vosotros. Cada cual, con su propia historia, llevaba un pedazo del amigo perdido, formando parte de vuestra personalidad, de vuestros recuerdos, de vuestra vida....

La vida es así, todos tenemos nuestro tiempo, y el suyo ya ha concluido, pero os aseguro, que estaría más que satisfecho sabiendo cuanto amor ha depositado en vuestros corazones.

 Por otra parte, y ya a título personal, os diré, porque así lo deseo, que gocé durante todo este tiempo de un amor inquebrantable. Un amor que no escatimó recursos ni fuerzas para demostrármelo todos y cada uno de los días que pasé a su lado. Así, no puedo retener en mi mente, porque nunca existió, una mala frase, ni un mal gesto, ni siquiera en los días (que fueron muchos sobre todo en los últimos años), en que el sufrimiento, terco e implacable, se cebaba en él.

Tenía esa virtud y además la buscaba. Tenía la virtud de hacer la vida fácil a los de su alrededor y luchaba, mientras le era posible, para que viviéramos ajenos a su malestar.

Sus hijos, fueron la bonanza de su vida. Un fruto que (en los años anteriores a nuestro matrimonio no era mas que un sueño inalcanzable) le proporcionó los días más felices de su vida. Les transmitió, siempre con una inmensa dulzura, su sabiduría. Los educó con justicia y equidad, con firmeza y flexibilidad. Buscaba que, los pocos momentos de los que disfrutaba de ellos (ya de mayores), fueran plenos y los exprimía al máximo. Buscaba temas interesantes para ellos y así llamar su atención y disfrutarlos mientras tanto.

Mi familia y yo os damos las gracias a los lectores de este periódico digital, a sus amigos que no escatimaron en gastos para demostrarle por última vez su amistad. A la Corporación Municipal, que hicieron un hueco en su agenda para expresarme sus condolencias. Al PSOE, que también lloró su pérdida, a mis compañeros de trabajo, que con comedimiento y sigilo me extendieron sus manos y me ofrecieron su ayuda. A sus hermanos y a los míos, que me mantuvieron en pie en mis peores momentos, a todos aquellos que me llamaron por teléfono porque por motivos de distancia no pudieron venir, a los que me habéis apoyado por medio del correo electrónico. A todos aquellos, que lo conocieron durante un periodo corto de tiempo o vivieron con él durante unos años, como los amigos de la infancia, sus alumnos de guitarra, sus compañeros del JACE, los del bachiller nocturno, los que frecuentaron durante un tiempo el INEM, los que vivieron con él en la etapa en que fue concejal, los del club de fotografía... y a todos los manzanareños que no se sientan aludidos y que también me han dado su apoyo.

Solo me resta deciros, que se ha marchado sin ver cumplida su última ilusión. Ver publicado la segunda parte del libro "Quien se esfuerza vive" que ya conocéis.

Me siento en la obligación de hacer realidad su sueño y aunar todas mis fuerzas para conseguir que esta publicación vea la luz.

Aprovecho esta oportunidad para invitaros a participar y a colaborar, hasta la publicación del libro, con la asociación cultural “amigos de Paco Boni”, y de esta manera, mantener vivos los valores que él nos dio.

Nada más, reitero mi gratitud, y os mando un abrazo

Ana María Romero

5 comentarios:

  1. ¡Cuantos días me acuerdo de Paco! Un referente en todos los sentidos. Buena persona, buen vecino, buen político. Defensor de la libertad. Si hay cielo, merece un hueco privilegiado.

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  2. Mis condolencias a toda la familia, es triste leer la perdida de una persona tan querida

    por el pueblo.

    Lo conocia_conociamos toda la familia y aunque residimos fuera una parte

    de nosotros, me vienen a la memoria las imagenes suyas por nuestro barrio, el panterre

    del rio, el lavadero (hoy Pérgola), el Jace, siempre rodeado de jovenes, cordial, educado.

    Saludos.

    Mª Carmen Nieto-Márquez Camacho

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  3. La única forma d no morir es vivir tan plenamente que, al irnos, nunca seamos olvidados. Con modelos así es más fácil mirar hacia el futuro.

    Un abrazo Ana.


    Alejandro.

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  4. He leido tu carta y no puedo evitar un nudo en la garganta, en el momento fatídico recuerdo que escribí en las redes sociales lo siguiente: "A veces las mejores palabras son las que no se dicen", con ese convencimiento me quedo, aún sabiendo que es posible que me equivoque, hay veces que es difícil expresar los sentimientos sobre todo cuando como en este caso lo conocía desde que yo era un niñó.

    Un abrazo.

    Alfonso Martín-Lara Sánchez-Ángel

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  5. El hombre que me enseñó a tocar la guitarra, que me regaló el don de la música.
    Cuando alguien entrega tanto de sí mismo a los demás, es imposible que muera. Paco es una pedrea con la que hemos sido premiados los afortunados que lo conocimos y vive un poco en todos nosotros: en mis manos, en mis oídos, en mi manera de expresarme musicalmente.
    Espero, Ana María, que eso te consuele ni que sea un minuto.
    Con cariño,
    Carmen Sánchez de la Blanca Ruiz

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