Opinión
Por Jerónimo Calero
Parece ser que al gobierno no le salen las cuentas. Normal si nos damos un paseo por las calles de nuestro pueblo, por los ambulatorios, por el hospital, por la oficina del paro, y una vez vista la cantidad de enfermos, parados, jubilados y desocupados de oficio, lo multiplicamos por todos los pueblos de España. No es posible que le salgan las cuentas a ningún gobierno, así estuviéramos gobernados por seráficos arcángeles.
Y digo yo, que aún siendo de justicia todas las mejoras sociales que se puedan conseguir, deberían estar sometidas a un control que no permitiera el abuso por parte de desaprensivos que se aprovechan de estos recursos.
A ningún político se le va a ocurrir sacar a la palestra un tema de esta índole por el miedo a la pérdida de votos que pudiera conllevar su atrevimiento. Pero mientras no se tomen medidas a este respecto, que es uno de los diversos tipos de cáncer que asolan nuestra economía, de nada servirán los parches de cualquier reforma laboral.
Es cierto que una persona de sesenta y cinco años de hoy, es más joven que la de hace treinta o cuarenta años; pero no deja de ser una edad excesiva para seguir desarrollando determinados oficios, yo diría que cualquier oficio. Hay sin embargo gente de treinta que aún no tiene perspectivas de trabajo. Ahí está el mal.
El sistema, paternalista por excelencia que rige en España, necesita de unos ingresos saneados que cada vez son más escasos. Se seca el pozo. Y ya no se pueden hacer entradas como aquellas que los poceros, a base de pico y pala hacían en las antiguas norias. Hemos tocado fondo.
Lo dijo Voltaire, hace tres siglos: “Demasiada cantidad de leyes en un país, al igual que muchos médicos, son un signo de enfermedad”.
Y nuestro país está enfermo. Pasear por algunas calles de Manzanares en horas punta, es como ver pasar a una manifestación en huelga de brazos caídos. Yo supongo que nadie querría estar en una situación así, a menos que su economía se lo permita. Pero además hay personas a las que se las ve felices, con el chascarrillo en la boca, o la jarra de cerveza fresquita en las mesas de las terrazas de la plaza, lo que indica que el problema económico no parece acuciarles.
Llegar a la jubilación después de una dilatada vida en activo es reconfortante. Para muchos una necesidad; para otros, la posibilidad de hacer lo que les gusta; para todos, disfrutar de esa última etapa que ya no puede ser muy larga. Pero para que esto sea así, deben salir las cuentas. Fomentar el trabajo y el estímulo de los trabajadores es una asignatura pendiente de los últimos gobiernos de nuestro país. Es más fácil conseguir el voto por la teoría de las dádivas que por las exigencias personales; pero eso es actuar con escasa visión de futuro.
El problema es serio. Y lo será más a medida que avance esta situación caótica a la que nos han abocado nuestros gobernantes con una política de remiendos y de pan para hoy y hambre para mañana. Necesitamos una urgente reforma social si queremos evitar que nuestros hijos, que no tienen memoria histórica, repitan pasadas atrocidades.
Hoy, en ciertos sectores, estamos amparados, todavía por las subvenciones europeas; pero el campo, la ganadería, el mar, la minería, la industria del automóvil, el comercio, se van amorteciendo de manera progresiva. Los impuestos suben, las materias primas, , suben, la luz, el gas, el petróleo, suben como en los mejores tiempos del monopolio; el miedo al futuro se palpa en un ambiente de pesimismo que deja nuestros comercios vacíos. Nuestras calles están desiertas a la puesta del sol. Únicamente algunos bares hacen negocio por aquello de que algunas costumbres, como las salidas del viernes y el sábado, son difíciles de erradicar. Y las nuevas tecnologías, que nos han atrapado en sus redes y ya no hay manera de salirse de ellas.
Manzanares, crecimiento cero
Manzanares es un pueblo de crecimiento cero en habitantes, en empresas solventes, en estudios de proyección. El trabajo en las empresas peligra. Nos hace falta confianza en el futuro. Que alguien nos abra puertas y no permita que se cierren las que ya están entornadas; que estimulen al trabajador con la medicina del trabajo. Un buen ejemplo de que el trabajo no produce enfermedades lo tenemos en los autónomos. Llevo viendo al zapatero de mi calle, al pescadero, al frutero, a todo el que tiene asuntos propios, día tras día, sin perder uno, durante toda una vida, al frente de sus pequeños negocios. Pero como todos dependemos de todos, también estos se resienten ahora. Y alguno comienza a buscar la salida de las cervicales, de los dolores de larga duración, de las operaciones que engorden el currículo para pasar por el tribunal médico.
Ya sé que escribo en un medio local; que en los pueblos todos nos conocemos y decir esto es un atrevimiento por mi parte que me costará la enemistad de unos y la intolerancia de otros; que es mejor esconder la cabeza bajo el ala y callar mientras amaina el temporal. Sé también que habrá muchas mejores maneras de decir lo que sucede y que a lo mejor la edad tiene mucho que ver en el enfoque de mis argumentos. Pero lo pienso así. Y lo digo ahora que aún es tiempo. Aunque mi voz no suene más allá de los aledaños de nuestra torre; aunque mi preparación sea tan elemental como el mecanismo de un chupete.
Es mejor prevenir. Por si viene un tsunami, por si se nos hunde un petrolero en las costas y el chapapote nos deja sin gaviotas, por si la tormenta nos pilla con el tejado en reparación, por si las moscas…
Es mejor ser coherentes.
No dices nada que pueda granjearte enemistad o intolerancia, al menos por mi parte.
ResponderEliminarExcelente (algo pesimista, todo hay que decirlo) análisis, Jerónimo. :)
Señor Calero: leo su artículo y me quedo sorprendido,lo primero que se me viene a la mente, hablando el idioma popular "es que se ha cambiado la chaqueta",porque en los artículos que habitualmente ¿escribe o escribía? en la revista siembra, hemos leido que siempre procuraba hacer criticas a la anterior gestión de los gobiernos anteriores particularmente al local,y siempre desde un estilo bastante conservador.
ResponderEliminarA mi me parece que más que una reflexión -dado que no voy a entrar a valorar el contenido del mismo- es que necesita expresar su afán de protagonismo. por último me va a permitir que firme este comentario con el seudonimo de ánonimo, no obstante si en alguna ocasión nos vemos por Manzanares, o coincidimos en alguna tertulia literaria, no tendré in conveniente en dialogar con Usted sobre este tema.
Señor Calero, no me puedo resistir a valorar el contenido de su artículo de opinión. Me parece tan elemental y obvio que hasta un niño de 1º de ESO lo sabe, sin embargo me parece que no analiza el problema a fondo; como por ejemplo que el actual Gobierno cuando era oposición decía que no subiría los impuestos, que no haría recortes en Sanidad ni Educación, que crearían puestos de trabajo,incluso recogieron firmas en contra de la subida del IVA, que la prima de riesgo -entonces en 250 puntos y hoy rondando los 500- tenia nombre y apellidos,¿han cumplido algo de esto?, y a nivel local antes había dos liberados ¿cuantos hay ahora? con la anterior corporación el máximo de parados que hubo fue de 700 más o menos ¿cuantos hay ahora? en fin podriamos estar tratando este tema mucho tiempo y no llegariamos a ponernos de acuerdo. por último quiero que sepa que en ningún momento le va a costar mi "enemistad ni intolerancia" sólo son formas de ver la situación
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