29 abr 2013

Arte Flamenco

Jerónimo Calero

Si esto fuera un comentario al uso, tendría que dar nombres de los artistas que intervinieron el sábado en el Gran Teatro, razones del evento, pormenores del espectáculo y todas esas características propias de una página al uso.

Pero esto es una impronta; una pincelada surgida a raíz de una emoción; una de esas emociones para las que uno no va preparado, pues se imagina (ay, siempre los prejuicios), que el acto al que asiste es algo montado para cubrir un expediente, echando mano de lo que se encuentra a mano, meritorio por demás, dicho sea de paso, y digno de agradecer, siempre, a quienes se prestan altruistamente, a poner su tiempo y su vergüenza, a disposición de quienes se lo solicitan.

Pero aunque en esta ocasión, el fondo fuera el mismo, no lo era la forma. El escenario, desnudo, sin esa concha acústica que se monta  para las grandes ocasiones,  sin carteles anunciadores en los que alguien, artista también, pone su imaginación para simbolizar el evento, sin motivos florarles, porque tal vez el último que se utilizó para las jornadas de Pulso y Púa (extraordinarias por cierto, como siempre lo son), ya estaría marchito; sin guión protocolario, aunque la cercanía del presentador Juan García Espinosa de los Monteros  y su saber estar, al que ya nos tiene acostumbrados, lo hicieran innecesario, daba una sensación equívoca de lo que allí se iba a desarrollar.

Cinco sillas y un equipo de amplificación. Y surgió el milagro. Ganas, muchas ganas pusieron los guitarristas, de los que se me quedó un nombre QUINTANA, de Valdepeñas, aunque todos fueran virtuosos. Y las bailaoras GEMA Y VERÓNICA, que derrocharon arte elegancia y belleza en sus numerosas intervenciones. Y los cantaores PACO NÚÑEZ, QUINTIN ZAMORA, PRIMI ORTEGA, EL PORTI. Todos al parecer conocidos en el mundo del flamenco, que se prodigaron en los distintos palos, sin prisa, aunque dado el número de participantes tuvieran que limitar sus actuaciones.

Dos horas largas, que hubieran podido ser cuatro, tan a gusto estábamos quienes asistimos a aquél torrente de arte que desbordó todas las expectativas con las que uno pudo acudir al compromiso. Y la emoción contenida que estallaba en aplausos y olés de un público entregado, porque lo que allí se estaba ofreciendo era puro flamenco interpretado por gentes de La Mancha (Membrilla, Valdepeñas, Almedina representada por MARI ÁNGELES, una mujer de portentosa voz , la única cantaora del evento, y Puertollano), que en nada tenían que envidiar a los sagrados nombres  que,  entre  los flamencólogos, se mencionan con reverencia.

La escusa para el espectáculo la puso el MANZANARES C.F. Pero pudo ser cualquiera de las entidades locales que, en situación precaria, necesitan echar mano de la imaginación para conseguir llegar a la meta de  sus propósitos. Yo no soy, no era, seguidor del cante jondo, ni del fútbol. Asistí, como digo, más por compromiso que por afición. Pero sólo tengo una palabra para quienes han sido capaces de realizar un encuentro de estas características. GRACIAS.


Vídeo con un fragmento del espectáculo publicado en el perfil de Facebook del Manzanares C.F.

1 comentario:

  1. Yo tambien estuve y fué una sorpresa estupenda.Se deberian repetir más espectaculos flamencos con tanta calidad en Manzanares.
    Intuyo que hay predisposición en la población hacia el flamenco de calidad.Es cuestión, que desde Cultura,no se abandone las ganas con que salimos del Gran Teatro.

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